Déjenme elegir en libertad

La verdad es que estoy un poco cansada del sectarismo de nuestro gobierno. De su limitación para gobernar para todos, de su corte ideológico y de su falta de tacto para con las familias navarras, que con todo derecho, queremos elegir en libertad cómo educar a
nuestros hijos.

Mis cinco hijos estudian en un colegio concertado, en uno de esos que ustedes desprecian por ser de ‘educación diferenciada’ y puedo decirles, que son unos chicos muy normales. Entran, salen, hacen deporte, tienen amigos y procuran respetar las ideas de los demás; no se sienten raros por estudiar en un colegio sin chicas y creo que están contentos con la educación que reciben. Están orgullosos de su colegio y se consideran al nivel de los demás. No sienten tener carencia alguna por no estudiar en un colegio mixto, y a nivel académico –los datos lo avalan– no tienen nada que envidiar a la educación del resto de los colegios de nuestra comunidad.

Les diré también que ha sido mi experiencia personal la que me llevó a matricular a mis hijos en un colegio de estas características. Durante más de quince años disfruté de la educación diferenciada –sin saber lo que era– y me formé junto con mis compañeras en valores, que me han acompañado siempre. Intelectualmente no tengo, creo, ninguna carencia. Estudié una carrera universitaria, trabajo fuera de casa –eso queda muy bien– y me relaciono sin problemas con todos mis compañeros de profesión; tengo amigos y hago una vida normal a pesar de las circunstancias actuales.

No consigo encontrar en mi vida carencias derivadas de mi ‘educación diferenciada’ y por mucho que lo intento, no logro comprender el por qué de tan virulento ataque hacia nuestro colegio. Al final será verdad que la envidia es un mal muy español, que lleva a la falta de respeto y a tirar contra todo lo que funciona, a pesar de la evidencia y del éxito más que probado, del modelo educativo al que nos referimos.

ROCÍO HUARTE ARREGUI PAMPLONA (NAVARRA)

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