Los falsos mitos de la concertada
Carlos Ruiz, Secretario Autonómico de Escuelas Católicas Andalucía opina sobre la concertada.
Muchas de las afirmaciones se vierten habitualmente, desde diversas instituciones, distintos medios o en la propia calle sobre los colegios concertados, se hacen desde prejuicios o falta de información, que nos vemos obligados a combatir constantemente.
Escuelas Católicas de Andalucía (ECA) es la organización mayoritaria que aglutina a los titulares de los centros educativos católicos de la comunidad andaluza. En esta región, ECA cuenta con 400 colegios, distribuidos por toda la geografía, con más de 16.000 profesionales y en sus 8.515 unidades (aulas), estudian 225.000 alumnos, en sus distintas etapas educativas (Infantil, Primaria, Secundaria Obligatoria, Bachillerato, Formación Profesional Básica, Ciclo Formativo de Grado Medio, Ciclo Formativo de Grado Superior y Educación Especial).
Actualmente, la enseñanza pública en Andalucía supone un 81,5%, mientras que la privada y concertada cubre el 18,5% restante. Esta cifra ha ido evolucionando a favor de la pública en los últimos años y en detrimento de la concertada, a la que, sin embargo, se sigue acusando de crecer y de determinados falsos mitos.
De los 400 centros de ECA en la región, el 53% (206) se encuentran fuera de las grandes ciudades andaluzas. El 47% restante (185) se localizan en las capitales, gran parte de ellas en barriadas, donde residen familias, no precisamente de ele- vado poder adquisitivo.
Colegios como Blanca Paloma, en la barriada sevillana de Los Pajaritos, perteneciente a la SAFA; Cristo Sacerdote, de Salesianos, en Huelva; Nuestra Señora de la Paz, de Vicenciano, en Medina Sidonia; Cristo de la Yedra, en Granada, con un 13% de alumnos con necesidades educativas especiales; Nuestra Señora de Gracia, en Almodóvar del Río (Córdoba), receptor de población desfavorecida, y en Linares (Jaén) Cardenal Spínola, don- de más del 80% de los alumnos son paquistaníes y de etnia gitana, son algunos de los muchos centros nuestros, con nombre propio, que echan por tierra la falacia de identificar a los centros concertados de ECA, con colegios elitistas.
También es falsa la idea extendida sobra la magnitud de los colegio de ECA. Es cierto que en las ocho capitales andaluzas hay grandes centros que son emblemas y referentes en la comunidad educativa, de los que nos sentimos orgullosos; pero estos grandes buques son excepciones, como así lo testifican las siguientes cifras: el 45% de los centros de ECA, es decir 177, son colegios que sólo tienen una línea y el 31%(122) tienen dos líneas. Es decir, el 76% de los centros tiene únicamente una o dos líneas. Por el contrario, nos encontramos con que sola- mente un 12% de sus centros tienen más de tres líneas.
Por otra parte, ECA apuesta por un equilibrio entre la educación pública y la concertada, signo de libertad y madurez democrática a la que nadie debería temer. No buscamos la confrontación, sino el diálogo, la colaboración y complementariedad. Siempre hemos valorado la gran labor que realizan los profesores de centros públicos, en ocasiones en situaciones sumamente difíciles, pero reclamamos las mismas condiciones para el profesorado de la concertada.
Nuestros centros, como así lo exigen los Conciertos Educativos, contribuyen a la escolarización en todas las etapas y promueven la igualdad de oportunidades, unida a una serie de valores huma- nos y cristianos. Ellos realizan una gran labor social, siendo un pilar fundamental en garantizar la oferta educativa en todo el territorio andaluz (urbano, rural, periferia, etc.).
ECA sostiene que los conciertos educativos son el único instrumento que las familias más desfavorecidas económicamente tienen para ejercer la libertad de elección de centro. Por ello, para que la libertad sea real y auténtica, demandamos una justa financiación de conciertos y pedimos que nuestros alumnos gocen de los mismos derechos y no se sientan discriminados (comedor, transporte, Financiación congelada hace muchos años, entre otros). No reclamamos privilegios, pero tampoco aceptamos la discriminación, como consecuencia de la subsidiariedad, pues la red concertada es complementaria de la pública.
Frente a los pobres resultados que arrojan los estudios sobre nuestra calidad educativa, proponemos a la Consejería de Educación que se haga un estudio profundo, siendo valientes y auto- críticos, sin miedo de adoptar las medidas adecuadas y poner los medios necesarios. Por ello, creemos que la bajada de natalidad y la vuelta de inmigrantes que se cierren unidades, ni públicas ni concertadas, sino que sea una oportunidad para que se invierta más y mejor, con el único fin de que la educación andaluza ocupe el lugar que le corresponde.